"El Ejercicio de la Caridad" de Bernard Préteseille
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VII.- LOS REGLAMENTOS DE SAINVILLE
- Los Reglamentos son ante todo fruto de la experiencia; donde es Marie Poussepin quien nos habla -
Tras la obtención de las Cartas Patentes del rey (13/05/1724), es el obispo de Chartres el que tiene potestad para conceder los Reglamentos (hace 28 años que se sigue la regla de la tercera orden dominicana). Sólo un texto escrito puede garantizar la perennidad del pensamiento de la fundadora, la redacción de los reglamentos le llevará a Marie Poussepin catorce años. Un primer paso en el camino que llevó a obtener los reglamentos fue por parte de Marie Poussepin y su comunidad la redacción de un ante-proyecto (aprobado por Mons. de Mérinville).
Marie Poussepin para fundamentar su regla se sirve ante todo de la Sagrada Escritura: del Antiguo Testamento cita el libro de los salmos, del Nuevo, el evangelio de San Mateo y las epístolas de San Pablo, además de una treintena de citas de la tradición Patrística; es bien la Palabra de Dios la que inspira su vida. Los Reglamentos se inician con un primer capítulo “De los fines de la comunidad y de las obligaciones que en ella se contraen” y acaba con “De la obligación de observar el reglamento”, entre ambos se desarrollan cuarenta y un capítulos, que recogen los tres pilares más importantes: “lo que debe ser una hermana de la caridad de Sainville, su ejercicio de la Caridad y las estructuras del instituto”. En cada capítulo nos habla la fundadora de lo que quiere que sea su obra, como se ha de hacer y vivir, es sin duda, su voluntad, el escrito de una vida entregada a Dios.
“Lo que debe ser una hermana de la caridad de Sainville”: La vida de la hermana de Sainville tenderá a Jesucristo como a su fin y no buscará sino asemejársele. El instituto es una comunidad donde “la caridad debe ser el alma de la comunidad”, aquí Marie Poussepin nos invita a la humildad. Aunque las hermanas de Sainville no hacían votos públicos, no estando comprometidas si están obligadas a vivir el voto de “obediencia, pobreza y castidad”. La oración es “necesaria para obtener el socorro de Dios” para ello habrá tiempo para interiorizar y vivir la relación con Dios. La Eucaristía es el pan de vida, es la Palabra de Dios nuestro alimento, por ello el estudio de la Sagrada Escritura es un medio de progreso espiritual. Y la devoción a la Virgen María de la que pueden esperarlo todo, siendo la mejor manera de honrarla, imitar las virtudes que Ella practicó.
“El ejercicio de la caridad”: Las obras de caridad de su fundación son la acogida de huérfanas “sin asilo y sin recursos”, escuelas para las niñas, y cuidado y asistencia a los enfermos pobres. Para conseguir estas obras las hermanas se aplicarán en el amor al trabajo en el que “ocuparán cuidadosamente su tiempo” y mantendrán un espíritu misionero.
“Las estructuras del instituto”: Son veinte capítulos en los que se establecen las responsabilidades del instituto (gobierno, cargos, empleos, la gestión, horarios, etc...). Se realiza una estructura de unidad de espíritu, de acción y de gobierno. Entiende que la unicidad de comunidad conduce a la unicidad de superiora, estando el servicio de la autoridad la participación de todas al bien común.
Los Reglamentos de Sainville después de ser examinados por su obispo, reunidas las hermanas (29) en asamblea de comunidad estiman “muy conformes” a sus costumbres. El día cinco de marzo, Mons. de Mérinville firma la aprobación de los Reglamentos. Años mas tarde la Congregación al llegar a ser de derecho pontificio tiene que adoptar unas Constituciones (según el Derecho Canónico), que reflejan el pensamiento y el corazón de Marie Poussepin.
- Sabiduría (una madurez que es fruto de toda una vida de fe).
- Psicología equilibrada.
Marie Poussepin posee una especial sabiduría que la hace saber discernir, escoger a lo largo de su vida y que la lleva a impregnar los reglamentos de su propia vida, establecer el ideal que ella vive y que quiere que vivan sus hijas y aquellas que a lo largo del tiempo la sucedan. Para ella lo importante es vivir todas las acciones en espíritu de fe y con el solo deseo de agradar a Dios, este es su principio y fin, lo que da sentido a su vida.