Al servicio de la Caridad
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Tras las huellas de la fundadora
La vida de "la humilde, piadosa y caritativa Marie Poussepin", se prolonga en el tiempo y en el espacio, en cada hermana, en cada comunidad de Dominicas de la Presentación, a través de tres siglos de historia.
Europa, América, Asia y África son los cuatro continentes que, en la rica gama de culturas de 36 países, acogen hoy la Congregación. Las hermanas, fieles al espíritu de su Fundadora, conscientes de los grandes cambios sobrevenidos en la sociedad, y la variedad de los pueblos donde se insertan, viven al servicio de la caridad, en una diversidad de respuestas tan amplia como las necesidades del mundo. En escuelas, colegios, universidades como en talleres y centros de promoción y capacitación, las hermanas procuran la formación integral cristiana de niños, jóvenes y adultos, con preferencia por los más pobres; en pequeños dispensarios y centros de salud de la selva o la montaña, lo mismo que en grandes hospitales y clínicas de la ciudad, acogen la vida y la defienden, alivian el dolor, dan esperanza. Los ancianos, los niños sin hogar, los marginados sociales por la lepra, la drogadicción, la disminución psíquica saben de su entrega, de su cuidado por salvaguardar la dignidad humana que se esconde tras apariencias sin valor para el resto de la sociedad.
En las grandes zonas de marginación urbana y rural del tercer mundo, entre indígenas, negros y colonos, como en suburbios y pueblos de emigrantes del primer mundo, las hermanas defienden los derechos humanos de los más débiles y están a su lado para compartir su suerte y luchar para lograr unas condiciones de vida más dignas. En parroquias y campos de misión, a través de medios de comunicación, en organismos del Estado o de la Iglesia son gestoras y animadoras de programas de evangelización, se hacen mediadoras del mensaje cristiano en las situaciones de trabajo y en la vida ordinaria del hombre y la mujer de nuestro mundo.
Con esta diversidad de respuestas y en la unidad de un mismo espíritu, la Congregación fundada por Marie Poussepin, HERMANAS DE LA CARIDAD DOMINICAS DE LA PRESENTACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN, no se aparta de la única finalidad que ella quiso darle: el anuncio de Jesucristo por el servicio de caridad.
Esta fidelidad de tres siglos es prueba fehaciente de la santidad de su Fundadora: la Iglesia lo reconoce oficialmente el día 20 de noviembre de 1994, en el acto solemne de su beatificación por el Papa Juan Pablo II.
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